Lluvia de medianoche, que me agudiza
los sentidos, tan suavecita y tan transparente como la honestidad de tu mirada.
Con este frío que arropa me imagino en tu regazo, con tus brazos estrechados
protegiendo fuertemente cada uno de mis deseos. Así lo soñaba anoche, entre
largas horas de sueño, era la única manera de mantener vivo el recuerdo.
Recuerdo un día sereno, no era dueña
de mi tiempo. Caminaba anhelando algo sin saber que estaría a minutos de
conocerlo. Minutos antecesores se hicieron largos, como quien busca un tesoro o
quien espera un secreto. Yo no buscaba nada, yo no esperaba nada, pero Te ví
venir. Como un niño necesitabas ayuda, pediste mi ayuda; respondí a tu llamado
sin pensarlo 2 veces, no hay más vuelta de hoja, aquí comienza la historia.
Tú eras un chico apurado, quizás un
poco agobiado, y entre tanto y tanto, te aproximabas más, un poco más y más. Se
acercaron las emociones, se llenaron de vida los cantos, se estremecieron los
ruiseñores, se puso vigente el momento. ¡Gracias día, gracias hora, gracias
tiempo!. Bendito destino que todo lo planea y lo mensura. Bendito sea el cielo
de techo que nos reúne y bendito seamos ambos, porque aún sin planear nada a
tiempo, coincidimos en el momento más propicio y más correcto, sin saber que
vendría el destino cargado de hojas y lapiceros para escribir nuestra historia, para dejarnos en el recuerdo un
legado perfecto.
Entre gestos y agradecimientos te
despediste sin decir Adiós. “Hasta luego” dijo el tiempo. ¡Desde luego que nos
veremos en unos de esos momentos en que se detiene el tiempo!. Me pasé el día
pensando, pensando si volvería a verlo, tan fuerte se hizo el deseo que se
apoderó de mis sueños.
Lluvia de medianoche que me acompaña
mientras duermo, lluvia son tus recuerdos que como gotas de agua alimentan la
sed del anhelo. Juré al tiempo no olvidar su rostro, para devolverle algún día
al verlo la misma señal de agradecimiento. “Algún día” se convirtió en
instante, desde lejos te ví venir caminando, igual de solo, igual de etéreo. Al
pasarnos justo de lado nos reconocimos, nos saludamos. Bendito sea el momento,
benditos sean los hechos que nos adelantan o nos atrasan, que nos desvían para
encontrarnos, bendito sea el destino que se encontraba de lado escribiendo nuestras trayectorias y acercamientos.
Así me paso los días, entre versos y
sentimientos. Con la lluvia de medianoche y con las gotas de tus recuerdos,
que van bañando mis días y acompañando mis sueños. En mis sueños descubro los
planes que el destino nos tiene guardado. Nunca le exigiré más al tiempo,
sabiendo que él todo lo hace…EN EL MOMENTO PERFECTO.
14/03/2013
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