jueves, 14 de marzo de 2013

EN EL MOMENTO PERFECTO


Lluvia de medianoche, que me agudiza los sentidos, tan suavecita y tan transparente como la honestidad de tu mirada. Con este frío que arropa me imagino en tu regazo, con tus brazos estrechados protegiendo fuertemente cada uno de mis deseos. Así lo soñaba anoche, entre largas horas de sueño, era la única manera de mantener vivo el recuerdo.

Recuerdo un día sereno, no era dueña de mi tiempo. Caminaba anhelando algo sin saber que estaría a minutos de conocerlo. Minutos antecesores se hicieron largos, como quien busca un tesoro o quien espera un secreto. Yo no buscaba nada, yo no esperaba nada, pero Te ví venir. Como un niño necesitabas ayuda, pediste mi ayuda; respondí a tu llamado sin pensarlo 2 veces, no hay más vuelta de hoja, aquí comienza la historia.

Tú eras un chico apurado, quizás un poco agobiado, y entre tanto y tanto, te aproximabas más, un poco más y más. Se acercaron las emociones, se llenaron de vida los cantos, se estremecieron los ruiseñores, se puso vigente el momento. ¡Gracias día, gracias hora, gracias tiempo!. Bendito destino que todo lo planea y lo mensura. Bendito sea el cielo de techo que nos reúne y bendito seamos ambos, porque aún sin planear nada a tiempo, coincidimos en el momento más propicio y más correcto, sin saber que vendría el destino cargado de hojas y lapiceros para escribir nuestra historia, para dejarnos en el recuerdo un legado perfecto.

Entre gestos y agradecimientos te despediste sin decir Adiós. “Hasta luego” dijo el tiempo. ¡Desde luego que nos veremos en unos de esos momentos en que se detiene el tiempo!. Me pasé el día pensando, pensando si volvería a verlo, tan fuerte se hizo el deseo que se apoderó de mis sueños.

Lluvia de medianoche que me acompaña mientras duermo, lluvia son tus recuerdos que como gotas de agua alimentan la sed del anhelo. Juré al tiempo no olvidar su rostro, para devolverle algún día al  verlo la misma señal de agradecimiento. “Algún día” se convirtió en instante, desde lejos te ví venir caminando, igual de solo, igual de etéreo. Al pasarnos justo de lado nos reconocimos, nos saludamos. Bendito sea el momento, benditos sean los hechos que nos adelantan o nos atrasan, que nos desvían para encontrarnos, bendito sea el destino que se encontraba de lado escribiendo  nuestras trayectorias y acercamientos.

Así me paso los días, entre versos y sentimientos. Con la lluvia de medianoche y con las gotas de tus recuerdos, que van bañando mis días y acompañando mis sueños. En mis sueños descubro los planes que el destino nos tiene guardado. Nunca le exigiré más al tiempo, sabiendo que él todo lo hace…EN EL MOMENTO PERFECTO.

                                                                                                                      14/03/2013

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